La perla es una de las piedras preciosas más importantes en la producción de accesorios de alta calidad, aunque la perla no es una piedra en el verdadero sentido de la palabra, sino que tiene una estructura cristalina de carbonato cálcico en forma de aragonito y calcita. Las perlas se dividen en auténticas, cultivadas y de imitación. Las cultivadas se subdividen a su vez en marinas y de agua dulce. Una perla auténtica crece en un molusco como un cuerpo extraño, sin necesidad de intervención humana. Este tipo de perla es la más rara y, por tanto, la más cara si se va a convertir en joya. En el caso de las perlas cultivadas, se implanta en el molusco un implante, denominado núcleo, que luego crece hasta convertirse en una perla dentro del molusco. En el caso de las perlas de agua dulce, se prescinde de este núcleo. Por último, las perlas no auténticas se fabrican con plástico o vidrio y se les da un aspecto de perla. En principio, estas perlas no pertenecen al grupo de las perlas. Para poder determinar la calidad de una perla, se utilizan como criterios la forma, el tamaño, el brillo (lustre de la perla), la calidad de la superficie, el color, el tipo de perla y el grosor del nácar. En el caso de las perlas que se van a enhebrar, la calidad de la perla también es importante.
Ni siquiera la abuela quería prescindir de su collar de perlas. Las perlas se pueden combinar con una gran variedad de materiales y siempre quedan estupendas. Ya sea una sola perla como colgante de un collar o una pulsera hecha con perlas de distintos colores, no puede equivocarse con esta joya. Sin embargo, como las perlas son productos naturales, deben recibir un cuidado especial.
Cuidado correcto de las joyas de perlas
Las perlas son productos naturales y requieren algunos cuidados. En los párrafos siguientes se ofrece información sobre su correcta manipulación.
Las perlas vienen del mar y aman la humedad
Las perlas están formadas esencialmente por el mineral aragonito y la conquiolina orgánica que mantiene unidos los cristales de aragonito. Además, cada perla contiene cierta cantidad de agua en su estructura cristalina. Por lo tanto, es muy importante proteger las joyas de perlas para que no se sequen. Para ello, es aconsejable limpiar la joya en cuestión una vez con un paño húmedo después de cada uso y también, si la joya no se usa durante un largo periodo de tiempo, tratarla de vez en cuando con un paño húmedo. Sin embargo, las perlas no deben llevarse durante la ducha o el baño, ya que los champús o geles de ducha demasiado agresivos pueden dañar la joya.en.
Anillos, pendientes y colgantes de perlas limpios
Para las joyas de perlas que no están anudadas, suele bastar con sumergirlas en agua tibia una vez al mes y limpiarlas con un producto de limpieza suave. Es importante asegurarse de que las perlas no entren en contacto con materiales corrosivos o ásperos, ya que destruyen el brillo típico de las perlas. Los baños ultrasónicos tampoco son adecuados para estas joyas, ya que la superficie de las perlas podría agrietarse debido a la vibración.
Limpieza de collares y pulseras de perlas
Los collares y pulseras suelen tener una banda de seda que mantiene unidas las cuentas. Esto dificulta un poco su cuidado, ya que puede volverse quebradiza y rasgarse con el contacto frecuente con el agua. La mejor opción con estas joyas es llevarlas a un profesional cada dos o tres años para que las repare. Esto es un poco más costoso, pero garantiza que disfrutará de las joyas durante mucho tiempo.
Almacenamiento de perlas
Es mejor guardar las joyas de perlas separadas de otros tipos de joyas en una caja o bolsa de tela distinta. Los metales, como la plata o el acero inoxidable, son más duros y podrían dañar la superficie de las perlas. También es aconsejable asegurarse de que las perlas no se guardan en un recipiente hermético, como una bolsa de plástico. Al fin y al cabo, las perlas también extraen del aire la humedad que necesitan.