El topacio es una de las piedras preciosas más conocidas y buscadas, y lo ha sido durante muchos cientos de años. El topacio se presenta en diferentes colores, siendo las coloraciones amarillentas las más comunes, pero también pueden darse variantes rojas, violetas, azules e incoloras. El topacio suele tener brillo vítreo y ser transparente o translúcido. Cuanto más puro es un topacio en su composición, más incoloro y translúcido es. El origen del nombre no está claro, pero es posible que esté relacionado con la palabra sánscrita "tapas", que significa fuego y resplandor. Este mineral se conoce a menudo con otros nombres, como diamante Finders, diamante Killiecrankie, diamante Mogok o diamante Saxon. Como se desprende de estos nombres, existe una similitud entre el topacio y el diamante, pero el topacio es un silicato insular y no una modificación del carbono. Un ejemplo destacado de la confusión de un topacio con un diamante es el diamante Braganza. Confundido con un diamante, un topacio fue colocado en la corona de Portugal en 1740. Si los topacios se utilizan hoy como piedras preciosas, son de gran calidad pero relativamente baratos debido a su abundancia.