Como componente importante de los relojes, el balancín funciona como regulador de la marcha. Esta fina rueda forma parte del sistema oscilante de la espiral y se encuentra especialmente en los relojes de bolsillo y de pulsera. También se le llama el corazón del reloj y garantiza la precisión y el correcto latido de los relojes. Para ello, el volante oscila a una determinada frecuencia o periodo de oscilación. Junto con el escape, asegura la liberación parcial y la parada del tren de engranajes dentro del reloj. Dado que el problema de la precisión de la marcha era una cuestión central en el desarrollo de los relojes, durante mucho tiempo se investigó sobre este tema. En el siglo XVII, Jean de Hautefeuille y Christiaan Huygens resolvieron el problema creando un volante con espiral. Sin embargo, este componente del reloj no es una pieza única, sino varias partes individuales. El sistema incluye, por ejemplo, el aro del volante, que es una rueda fina y contiene la espiral. Por tanto, el volante forma el sistema oscilante del reloj y garantiza la precisión de la marcha. La frecuencia del volante se ajusta doblando, acortando o alargando la espiral para que la frecuencia sea uniforme. En algunos relojes, el volante también se puede ver en la esfera.
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